Jamás me cansaré de oír
esos acordes llenos de
melancolía,
de recuerdos rotos.
No he podido obviarlos
y mi destino
tampoco.
Ese veneno auditivo
me revienta los tímpanos
si pienso que esos días
no van a volver
y la luz del sol
se marcha
lentamente
cada día.
Vuelve y dame de esa música
que recompone el corazón
y la memoria
por un instante,
por una noche,
hasta que las velas se consuman
y la lluvia cese.
Que bellas palabras Teresa. Saludos desde Argentina.
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¡Muchas muchas gracias, Gonzalo! Saludos desde España 😉
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Gracias, Teresa, por el regalo de la fina lluvia de versos que dejas caer sobre el papel, para deleitar a tus lectores.
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«Mis lectores», qué bien suena eso y qué optimista es!
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Chulísimo.
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Gracias, Tin!!! 🙂 🙂
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