Revolotean los pájaros
en el cielo de la tarde
y parecen guirnaldas
negras
de plomo y humo.
En medio de la playa
crepita el fuego
y en sus ojos revive la llama.
El calor de la hoguera
persiste en su corazón,
pero sus manos están frías,
como si la muerte
hubiese venido a buscarla.
Es buenísimo.
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¡Mil gracias! 😉
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