De vuelta.

Vivo
en una apacible desesperación
sin saber de ti,
de la gracia de tus manos al hablar,
de tus pasos al caminar
de ese lunar que pone fin.

Perecí persiguiendo tu sombra
en las noches oscuras,
yermas de brújulas
y compases sobre mapas,
caminé por cloacas
y por encontrar el placer de hacerte feliz,
crucé puentes en llamas.

Y aunque resucité
con las flores,
siento seguir tras de ti,
cortejando tu estela
por donde has pasado
recomponiendo cadenas
que había arrancado.

Y aunque resucité
con las flores
y la naturaleza viva en mi ventana,
en ocasiones,
mi alma inconstante
echa de menos el invierno.

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