Hoy he sentido el escalofrío de la muerte,
pero no he temido por mí.
He vivido como un día de verano.
He reconocido la belleza en tantos corazones…
He reído a carcajadas silenciosas.
He leído libros de magia y amor.
He visto los atardeceres más bellos de la Tierra.
He sentido las almas de quienes ya no están.
He sabido consagrar el amor como se merece,
con quienes vienen y van.
Vive tú que puedes.
Y si preguntas:
“¿La muerte, entonces?”
Te diré:
“Eso qué más da”.
Rozas la Verdad con tanto acierto, que sin querer, supongo, suscitas en mí una alegría interna que me hace flotar y desvanece el polvo que, acumulado por el curso del tiempo, no deja ver con claridad la sutil puerta que nos separa de esa Verdad.
Gracias!
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Hasta los comentarios que escribes tienen su magia. ¡Gracias!
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Gracias, Teresa.
La vida es magia…
Sólo que no lo sabemos.
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que hermoso ! me encantan tus textos
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¡Muchísimas gracias! ¡Os seguiré escribiendo!
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